Javier Arellano Lorca

Llevé a mi marido de 89 años y Alzheimer por un tema tan simple como una uña encarnada en el pie, que el podólogo no había podido curar porque le provocaba mucho dolor y necesitaba anestesia local. Además de hacernos esperar más de media hora, el doctor no quiso sacarle la parte de la uña encarnada a mi marido porque él veía “uñas encarnadas más complejas”, nos mandó de vuelta con el podólogo y nos cobró la consulta. Me rehusé a pagar por esa no atención, lo que el doctor aceptó. Me parece insólita la falta de profesionalismo y empatía del doctor con un paciente de 89 años que acudió puntualmente a la consulta para solucionar un tema simple y que el doctor no quiso atender.

Un muy buen profesional: técnicamente capaz y muy humano en su trato. Realizó un diagnóstico de manera clara con la entrevista y el examen físico. Se preocupó de dar respuesta a todas las dudas y consultas, además hizo una evaluación física dermatológica muy precisa para ver si habían otros problemas no identificados por el paciente. Sus tratamientos fueron efectivos y manifiesta interés y preocupación por saber cómo evoluciona el paciente de la forma más eficiente posible. Totalmente recomendado como profesional.